Que verdad más verdad: “la satisfacción del
cliente depende de la actitud de los empleados” y como consecuencia, el éxito empresarial
depende de empleados contentos. Se trata de una verdad absoluta que se hace
incluso más obvia en los tiempos que corren. Mientras el dinero fluía, vender productos o servicios era relativamente
fácil y la actitud de los empleados importaba menos. Ahora vender requiere un buen servicio y solo
podemos ofrecer un buen servicio cuando nuestros empleados son “felices” y “emocionalmente
inteligentes”. Por esto, la formación en humor, felicidad y optimismo se esta
poniendo de moda en todos los sectores, desde la hostelería, pasando por la
sanidad e incluso en el sector bancario.
Llevamos años hablando de la importancia de la
retribución monetaria para tener contentos a nuestros empleados y olvidándonos de
la importancia de otros factores para contribuir a su felicidad. Ahora que no
podemos subir salarios y que incluso algunos renunciamos a parte de ellos, nos
damos cuenta de que sentirnos valorados, desarrollar actividades que nos llenen
y supongan retos alcanzables, y poder mantener nuestra autoestima son también factores
que contribuyen a la felicidad. Si la empresa no nos puede dar más dinero para
estar contentos que nos dé seguridad, valor, autoestima, identidad, estado de
flow y sentimiento de equipo. Que nos den buen rollo, porque con él atenderemos
bien al cliente
La idea de cuidar el “marketing interno” o la satisfacción de nuestros empleados cobra
más vida si cabe en la época que estamos viviendo. Existe una demanda de
felicidad que la empresa puede y debe ofrecer a sus empleados porque repercute
en sus resultados. Cuando la dirección de una empresa se proponga ser exigente
con sus empleados y quiera obtener un alto grado de profesionalidad, tendrá
que desarrollar el marketing interno
implantando mecanismos que se aseguren de que los empleados están contentos
y se comportan con la suficiente
inteligencia emocional.
Ayer mismo, presencié la poca inteligencia
emocional de empleados en dos negocios. En ambos casos un manager y su
empleado, y una mujer y su marido en un negocio familiar discutieron acaloradamente
delante mio y de otros clientes. En ambos casos la situación fue desagradable. Ahora
más que nunca tenemos que cuidarnos de no transmitir nuestras frustraciones y
descontento al cliente que se merece un trato agradable y tenemos que invertir en
el empleado para que la mejora de su inteligencia emocional repercuta en el
cliente. No olvidemos que los avances más espectaculares en productividad, en
servicios y en atención al cliente, se basarán más en la gestión que realicemos
del personal, es decir, en el marketing interno.
La
importancia de la formación constante
La inteligencia emocional incluye habilidades
inter e intrapersonales como la comunicación y la asertividad, una capacidad de
adaptación y flexibilidad, un buen control del estrés y un buen estado de ánimo
y todo ello se puede aprender. La importancia de una formación constante en
estas habilidades es clara. Hoy en día existen muchos gurús que en pocas horas
nos animan y nos dirigen hacia ser felices pero sus efectos duran poco. Tras un
gran “subidón” comprendemos que tenemos que cambiar cosas para ser más felices
en casa y en el trabajo, pero en pocos días nos olvidamos y volvemos a nuestras
rutinas inapropiadas. Cambiar no es fácil y requiere de un importante esfuerzo
y de una formación continua.
Healthy Work está desarrollando cursos centrados
en la felicidad y el desarrollo de la inteligencia emocional del empleado.
Entendemos que solo desde un cambio profundo podemos empezar a cambiar
actitudes. En pleno siglo XXI nos damos cuenta de que los conocimientos académicos
y las habilidades suman y de que la actitud y la inteligencia emocional
multiplican nuestra capacidad para funcionar bien y para ser felices en todo
aquello que hacemos en el trabajo y en casa, en las relaciones con nuestros
jefes y compañeros de trabajo y en como nos comunicamos con nuestros familiares
y amigos. Nuestra formación, aunque ofrecida en la empresa invade nuestras
vidas fuera del trabajo haciéndonos personas más maduras y más felices y
repercutiendo en la salud y la efectividad de nuestras empresas.
PS. Nuestros últimos cursos han obtenido
puntuaciones máximas en satisfacción general y en evaluación del profesorado.
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