Después del último blog hablando
tristeza y depresión es curioso que empezamos noviembre con la felicidad y la psicología
positiva a la vuelta de cada esquina que giramos. Por un lado nos han invitado
a participar en un simposio sobre felicidad en la PS-Akademie en Núremberg, por
otro, un importante banco nos ha pedido formación que pensamos que solo se
puede atender desde la psicología positiva. Por ultimo nos han llegado dos artículos
que llevan tiempo circulando en internet: un resumen sobre los ingredientes necesarios
para alcanzar la felicidad según un
curso muy solicitado en la Universidad de Harvard y los resultados de un
estudio realizado por el Instituto Coca-Cola de la felicidad junto con Carmelo Vázquez
de la Universidad Complutense que se publicaron el pasado junio. Parece que el
mundo empresarial va a tener que sumarse al carro de la felicidad y lo positivo,
al carro de la preocupación por la persona si quiere como resultado la
productividad. Más en estos tiempos que corren.
Según el curso de Harvard, para
ser más felices necesitamos hacer ejercicio (ya mencionamos que el ejercicio es
tan eficaz como muchas medicaciones en el tratamiento de la depresión),
desayunar, ser agradecidos (la psicología positiva recomienda dar las gracias
personalmente o por escrito a las personas que nos hayan ayudado en nuestra
vida),
ser asertivos o decir lo que
pensamos, enfrentarnos a los retos, gastar en experiencias y no en cosas,
rodearnos de cosas bonitas (frases y fotos de amigos en la nevera por ejemplo),
ser amables con las personas, comer bien, querernos… Según el estudio de
Carmelo Vázquez nos mantenemos más saludables y llevamos mucho mejor la
enfermedad si somos felices. Ya os contaré lo que traemos de Núremberg. ¿Será
que la felicidad se puede enseñar y/o aprender?
Si así fuera, no cabe duda de que
empleados felices rendirían más y habría que empezar a plantearse la
responsabilidad de las empresas para que sus empleados “sean felices”. Habría
que cambiar el foco de atención de la formación puramente técnica o en
habilidades de liderazgo, motivación, creatividad etc. a la enseñanza de
habilidades para ser feliz. Alguien me comentaba que cuando empezó a trabajar
en una empresa la gente subía las escaleras con rapidez y ahora con la crisis
todos las subían despacio. Esta persona buscaba formación para cambiar esta
situación. En Healthy Work estamos creando esa formación. Una formación que se
preocupe por la persona y por su salud. No dejamos de lado la formación técnica.
Sin ella es difícil realizar nuestros trabajos pero añadimos que en los tiempos
que corren nos tenemos que ocupar de las personas.
Os planteo un reto. Imaginad una
persona cuyo trabajo consiste en llevar agua desde un lago hasta un contenedor.
Imaginad que su herramienta de trabajo, un cubo, no está en muy buenas
condiciones y pierde agua en cada traslado. Su empresa está pasando por unos
momentos difíciles y quiere conservar su empleo, tiene miedo de que una vez que
llene el contenedor en unos meses no tengan trabajo para él. Mi pregunta es: ¿Debería
trabajar despacio, sin llamar la atención sobre sí mismo y no arreglar el cubo
para que el trabajo dure más? O por otro lado ¿debería arreglar el cubo y
trabajar duro confiando en que su buen trabajo hará que quieran que siga en la
empresa y le asignen nuevos proyectos cuando termine?.
Os pregunto, ¿Cómo creéis que
será más feliz?
¿Cómo creéis que se
asegura el trabajo? ¿Ambos conceptos van ligados? Os dejo con estos
pensamientos hasta la próxima entrada en el blog.
Ah… y en Harvard también recomiendan
llevar zapatos cómodos para ser feliz…
No hay comentarios:
Publicar un comentario