sábado, 29 de diciembre de 2012

El fín del narcisismo


La gran epidemia de finales del siglo XX fue el “narcisismo”. Personas enamoradas de sí mismas que necesitaban público para mostrar sus logros, a menudo materiales. Coches, casas, vinos y restaurantes, lugares donde gastar más motivados por lucirnos y mostrar al mundo nuestra valía que por un disfrute verdadero. Aprendimos lo de “tanto tienes tanto vales” y cubrimos nuestras inseguridades con luces. Construimos casas sin cimientos y como tales nos convertimos en edificios de cartón extremadamente vulnerables a la crítica. Cualquier comentario que pusiera en tela de juicio nuestra “valía” era una amenaza capaz de destrozar un yo sostenido por alfileres. Ante ello dos opciones: ignorar la amenaza, no pensar y renunciar a la introspección (esconder la cabeza como los avestruces) o reaccionar con violencia, la violencia que por ejemplo hemos visto en algunos hogares. Todo servía para montarnos una realidad alternativa donde éramos los reyes dignos de admiración.

Si la crisis ha servido de algo es para destronar muchos reyes. Para que incapacitados para formar parte del espectáculo de la arrogancia busquemos cimientos y bases sólidas para nuestros yo. Para buscar valores y encontrar nuevos caminos. Por ello se han dejado de vender libros sobre casas de lujo, coches, vinos y hoteles con encanto y proliferan los libros sobre reinvención, optimismo, felicidad y humor. Muerto el rey ostentoso y vacío, viva el rey con valores y entregado a los demás. Hecho el duelo en el 2012 reinventémonos en el 2013.



Recordemos que la felicidad la encontramos en el realizarnos como personas. El trabajo es parte de esa realización. Dejemos de quejarnos y luchemos por sentirnos bien haciendo lo que hacemos en nuestro medio laboral. Ser trabajador  es parte de nuestra identidad y debemos sentirnos realizados” haciendo”, no “luciendo”. Si lo hacemos podremos levantar este país y ayudar a los que han perdido la posibilidad de trabajar a recuperarla. Solo con esfuerzo podemos ayudar a los demás a tener una vida digna. No es cuestión de caridad sino de crear las oportunidades para que todos tengamos un empleo. Aceptemos las críticas y crezcamos. Feliz 2013.

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