La gran epidemia de finales del
siglo XX fue el “narcisismo”. Personas enamoradas de sí mismas que necesitaban público
para mostrar sus logros, a menudo materiales. Coches, casas, vinos y
restaurantes, lugares donde gastar más motivados por lucirnos y mostrar al
mundo nuestra valía que por un disfrute verdadero. Aprendimos lo de “tanto
tienes tanto vales” y cubrimos nuestras inseguridades con luces. Construimos
casas sin cimientos y como tales nos convertimos en edificios de cartón
extremadamente vulnerables a la crítica. Cualquier comentario que pusiera en
tela de juicio nuestra “valía” era una amenaza capaz de destrozar un yo
sostenido por alfileres. Ante ello dos opciones: ignorar la amenaza, no pensar
y renunciar a la introspección (esconder la cabeza como los avestruces) o
reaccionar con violencia, la violencia que por ejemplo hemos visto en algunos
hogares. Todo servía para montarnos una realidad alternativa donde éramos los
reyes dignos de admiración.
Si la crisis ha servido de algo
es para destronar muchos reyes. Para que incapacitados para formar parte del espectáculo
de la arrogancia busquemos cimientos y bases sólidas para nuestros yo. Para
buscar valores y encontrar nuevos caminos. Por ello se han dejado de vender
libros sobre casas de lujo, coches, vinos y hoteles con encanto y proliferan
los libros sobre reinvención, optimismo, felicidad y humor. Muerto el rey
ostentoso y vacío, viva el rey con valores y entregado a los demás. Hecho el
duelo en el 2012 reinventémonos en el 2013.
Recordemos que la felicidad la
encontramos en el realizarnos como personas. El trabajo es parte de esa
realización. Dejemos de quejarnos y luchemos por sentirnos bien haciendo lo que
hacemos en nuestro medio laboral. Ser trabajador es parte de nuestra identidad y debemos
sentirnos realizados” haciendo”, no “luciendo”. Si lo hacemos podremos levantar
este país y ayudar a los que han perdido la posibilidad de trabajar a
recuperarla. Solo con esfuerzo podemos ayudar a los demás a tener una vida
digna. No es cuestión de caridad sino de crear las oportunidades para que todos
tengamos un empleo. Aceptemos las críticas y crezcamos. Feliz 2013.
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