lunes, 28 de enero de 2013

El jinete y el elefante: analogía sobre la dificultad del cambio

Una manera de plantearnos como podemos hacer que las cosas cambien es acudir a Jonathan Haidt quien en su libro “La Hipótesis de la Felicidad” nos plantea que la dificultad que tenemos para cambiar se origina en  el conflicto que existe entre nuestro lado racional y nuestro lado emocional. Para ilustrarlo nos presenta una analogía muy gráfica: la figura de un jinete a lomos de un elefante. Según esta analogía, el jinete representa nuestro lado racional, las órdenes sobre a donde tenemos que dirigirnos y que debemos hacer para cambiar, mientras que el elefante representa nuestro lado emocional, grande, pesado y a veces testarudo. Mientras que el jinete parece tener el control absoluto con su poco más de metro y medio y cincuenta kilos, el elefante de seis toneladas puede proponerse llevarle a otro sitio sin que el jinete pueda hacer nada. Imaginemos por ejemplo que se asusta ante un ruido, o ante un ratón.
El elefante comprende todos nuestros sentimientos, las reacciones inmediatas y viscerales, (las tres “Fs” de las que hablan los americanos: Fight, Flight, Freeze o Lucha, Escapa, Paralízate) pero también los sentimientos de amor, compasión, preocupación por los demás etc. El jinete comprende la razón, nuestro córtex frontal cerebral capaz de discernir qué es lo que hay que hacer en cada momento. Aunque el jinete crea tener un control absoluto y firme sobre el elefante, en realidad no lo tiene. Aunque quiera llevarnos a comer menos, a dejar de protestar, a tener mejores resultados en el trabajo o controlarnos mejor cuando nuestros hijos nos sacan de quicio, el elefante puede llevarnos por otro lado. Cada uno, elefante y jinete, tiene su propia inteligencia (emociona IE e intelectual CI) y no siempre funcionan bien juntos. El elefante por ejemplo es un haragán y no le gusta el sacrificio a largo plazo, analizar y pensar más allá de una reacción y del momento. El jinete lo analiza todo, sopesa y sabe dónde tiene que ir aunque eso signifique renunciar a placeres inmediatos.
Hoy en nuestro blog, solo queremos plantearos algo. Para cambiar no podemos hablar solo con el jinete. O hablamos con el elefante, le escuchamos y le entendemos o puede no querer llevarnos donde hay que ir. Solo cuando seamos capaces de alinear razón y emociones; jinete y elefante podremos conseguir cualquier cambio que nos propongamos en nuestra vida laboral o personal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario